La vida en el valle se presenta tranquila. Lejos de aparatos que sean capaces de medir cualquier cosa. Aquí el tiempo pasa sólo porque tú lo decides. El liviano chisporroteo del agua no se preocupa en hacerse notar. Los colores te hacen recordar que aún estás vivo. Apenas recuerdas retazos de tu vida anterior. Ya nada tiene derecho a invadirnos. Ahora que respiras y dejas entrar aire cargado de novedades. Ahora que los otros no te observan. Ahora estás preparado para empezar. Empecemos, pues.
miércoles, 12 de marzo de 2008
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