Sal a la calle. Todo está abierto. Funcionan las cosas de vender.
La gente hace de gente. Los perros ladran.
Los que tienen la voluntad; los que siguen la tendencia.
Los malvados, los estúpidos, los incautos.
Todos en su sitio; en su estado.
Vamos bien. Mejor que antes. Vamos sin volver.
Somos modernos, limpios. No sangramos.
Cabezas altas, decentes, orgullosas, secas.
Lo feo ha quedado desterrado para siempre.
El ocio ha sustituido a los errores.
Pon la mano en el suelo. Tócalo. Está caliente.
Mira al cielo; se desvanece.
El viento, siroco que seca las entrañas.
El agua, veneno quieto; muerte.
Y el fuego, que arde pero no quema, olvidado en la chimenea.
Manso el fenómeno que no se muestra.
Las telas que velan el objeto equivocado.
Las señales, que solo asustan a los animales.
Las aguas bravas, lejos de aquí.
Roma duerme. Nadie quiso despertarla.
jueves, 16 de agosto de 2012
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