Pídeme que te comprenda
y que caminemos juntos.
Dame la mano prieta
y te traeré el mundo.
Si el sol se pone,
pídeme las estrellas.
Y si calienta, agua seré
allí en la meta.
Dime qué más puedo hacer
porque, hacer por hacer,
ya me cansa.
Obedezco, persigo, sonrío,
hablo, duermo, amanezco
y no vale nada.
Dime que me retire y,
como buen soldado que soy,
lo haré en silencio;
al fondo de tu alcoba.
A pensar qué hice mal.
A mirar en mis bolsillos de arena,
por si quizás guardo aún un reloj
que libere mi condena.
martes, 11 de noviembre de 2014
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