Entre dos grandes abrazos de hierro.
El uno romo el otro estúpidamente afilado.
Un mundo de agua, ligero y horadado.
Otro de arena, caliente, pesado, cierto.
Dos sonrisas paralelas que cortan; como tijeras.
Pinzado entre los muertos, espero
a que el calor se vaya e inunde
el desierto con agua fresca, luego de ayuda,
para pasar abrazados a la eternidad
de un momento solo, quizás si arde;
rematadamente bobo. Pinzado como el que
escucha cobarde, el único remedio a la verdad.
Si ahora irme o quedarme, entre estas dos tierras
tan secas como la memoria de los gigantes.
Pues humano soy, tanto como pequeño.
Y me vienen grandes las ciudades.
sábado, 30 de julio de 2016
PRESENTACIÓN DE LA NOVELA "TREMEALOS"
Presentación de la novela “Tremealos”, escrita por Gabriel Barrios Martín. Tendrá lugar el 17 de septiembre, sábado, a las 12:00 de la mañana en la sala fotomatón de Madrid.
La presentación del libro contará con invitados especiales y también habrá alguna que otra sorpresa, para que la mañana sea más amena para todos. ¡No podéis faltar!
La presentación del libro contará con invitados especiales y también habrá alguna que otra sorpresa, para que la mañana sea más amena para todos. ¡No podéis faltar!
miércoles, 20 de julio de 2016
POBRE VATE
Mácula de vate primigenio.
Pues no se atrevió a poner nombres
a las cosas bellas y esperó
a que el mercader lo hiciera.
Aquella culpa trocada en tonta
condena para ver el mundo
desde un boquete intacto, obscuro,
como la noche cuando despierta.
Vate amargo que sollozas. Anhelas
lo podrido que se asienta en el alma.
Desvistes los callejones nimios
con jirones de espesas dudas.
Abrupto insultas a lo que queda
en el cajón que nadie rebusca.
Arrinconado debajo de la mesa
mirando el tiempo, en un reloj de brumas.
Pues no se atrevió a poner nombres
a las cosas bellas y esperó
a que el mercader lo hiciera.
Aquella culpa trocada en tonta
condena para ver el mundo
desde un boquete intacto, obscuro,
como la noche cuando despierta.
Vate amargo que sollozas. Anhelas
lo podrido que se asienta en el alma.
Desvistes los callejones nimios
con jirones de espesas dudas.
Abrupto insultas a lo que queda
en el cajón que nadie rebusca.
Arrinconado debajo de la mesa
mirando el tiempo, en un reloj de brumas.
domingo, 17 de julio de 2016
CIERTA
Cierto como la luna brilla y vuelve
su mirada cristalina contra los tristes
ojos de los hombres.
Cierto como las sábanas que cubren
tu espalda. Cierto, a la vez que vago y vanidoso,
en tu mente límpida y sabrosa
que un mundo más azul y abovedado,
se escuda en tus entrañas y vuela,
caza, siente y luego vuelve a casa.
Cierto como que muero, es la persona
que sueña conmigo. Cierto, como es ella,
si yo certero acierto, ella será siempre cierta.
su mirada cristalina contra los tristes
ojos de los hombres.
Cierto como las sábanas que cubren
tu espalda. Cierto, a la vez que vago y vanidoso,
en tu mente límpida y sabrosa
que un mundo más azul y abovedado,
se escuda en tus entrañas y vuela,
caza, siente y luego vuelve a casa.
Cierto como que muero, es la persona
que sueña conmigo. Cierto, como es ella,
si yo certero acierto, ella será siempre cierta.
viernes, 15 de julio de 2016
NO VA MÁS
No va más. Ni las olas
movidas por gigantes del
color de la tierra. Ni la marea,
que sale del fondo y nos hace sombra.
Ni dos mil torres mercenarias y sus sumisos
esclavos todos al tiempo que rezan en su condena.
Que no es la pena, sino la yerba, que crece, muere y pesa.
No va a más este mundo, escorado hacia lo inmundo.
Que crece tanto como me apena. Ni dos soles son
suficientes para alumbrar mi miseria. En invierno
sin descanso, cuando el calor aprieta. En ver
lo que de nosotros quedaba, sea un hálito,
un gozo, un periódico arrugado, sea sal
en la mesa. Tirada, triste y seca.
Trayendo la sombra del final.
Pensando mientras se aleja.
movidas por gigantes del
color de la tierra. Ni la marea,
que sale del fondo y nos hace sombra.
Ni dos mil torres mercenarias y sus sumisos
esclavos todos al tiempo que rezan en su condena.
Que no es la pena, sino la yerba, que crece, muere y pesa.
No va a más este mundo, escorado hacia lo inmundo.
Que crece tanto como me apena. Ni dos soles son
suficientes para alumbrar mi miseria. En invierno
sin descanso, cuando el calor aprieta. En ver
lo que de nosotros quedaba, sea un hálito,
un gozo, un periódico arrugado, sea sal
en la mesa. Tirada, triste y seca.
Trayendo la sombra del final.
Pensando mientras se aleja.
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