Vivo en un outlet de lujo
mi vida de pobre limpio.
Miro tras las ventanas
aquellos que abajo se mojan
y no pueden entrar, como yo.
En mi reflejo reconfortante, redacto
un hilo en mi memoria donde
me explico las veces que pude ser
y no fui; que me perdí. Mientras
un helado de azúcar me besa en los labios.
Soy un miserable con suerte por haber
nacido a este lado del mundo.
En las rebajas, donde me rebajo, aparezco
para conseguir aquello que nadie quiso
y que yo no necesito. Pero barato, al tiempo,
consigo trofeos a costa de los pobres sucios.
Y mi vida, como un LED iluminado
que no calienta y consume poco,
aguarda las horas; el premio que no llega,
la promesa incumplida que sustenta este invento.
Como la droga, que solo pudre por dentro.
jueves, 20 de septiembre de 2018
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