No lo llames,
no lo nombres,
no lo nomencles.
Ignora la sociedad.
Deja que se pudra
de envidia y soledad.
Deja que sufra
pues no te puede controlar.
Ya nada inunda.
Ni tu llanto ni tu alcoba.
Ni el corazón soberano
que late por sus propios pasos.
Yerra maldita y moribunda.
Impotente y vanidosa;
Sabrosa como la primera caricia.
Pero libre, sin deudas y ligera.
Equivócate pero sin pena.
Háblame toda la verdad.
Hazme tu compañera.
Abrazaos por siempre.
Escapad de la condena.
no lo nombres,
no lo nomencles.
Ignora la sociedad.
Deja que se pudra
de envidia y soledad.
Deja que sufra
pues no te puede controlar.
Ya nada inunda.
Ni tu llanto ni tu alcoba.
Ni el corazón soberano
que late por sus propios pasos.
Yerra maldita y moribunda.
Impotente y vanidosa;
Sabrosa como la primera caricia.
Pero libre, sin deudas y ligera.
Equivócate pero sin pena.
Háblame toda la verdad.
Hazme tu compañera.
Abrazaos por siempre.
Escapad de la condena.
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