Esa nación de muertos incansables.
Ese clásico que mancha nuestras noches.
El polvorín atragantado que gusta.
El viento que mece a nadie en la cuna.
Barrotes viejos, antigua impostura.
Necios sabores repetidos.
Banderas y playas, costas y montes.
Personas locas, como electrones, y
el líder que moja la cama.
Cauro que no cesa de reclamar nombres.
Nación de muertos, necios repetidos.
Noches de locos mojados entre barrotes.
Viejos, antiguos, cansados y atragantados.
Nada más que su honrada oquedad; perfidia.
miércoles, 20 de enero de 2016
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