jueves, 6 de febrero de 2014

ESCLAVO LIBRE

Cuando trabajo, al final del día,
cansado me merezco un soplo
de algo sincero,
que me devuelva la vida.

Salta en la mano, monedas de perdón
que arriesgo en vano,
promesas al corazón
que no son mías.

El digno, en la silla del humillado,
en un espejo de sinrazón se mira,
cuando en realidad
está mirando a otro lado.

Soy un esclavo; de la mañana,
del desayuno, de la jornada,
de la pecha y el salario...
Libre, pero esclavo.


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