miércoles, 17 de diciembre de 2014

LA MUERTE ENROSCADA

Llevo la muerte
enroscada al pecho.
Camino calle abajo,
viro y me salgo
del mapa de los sueños.

Llevo ese reloj
de agallas de plata,
que espío de reojo
sin que se note
que perdí la batalla.

Llevo anteojos puestos,
pues el límite de todo
lo pone la mirada,
el tiempo y las ganas...

Y la muerte enroscada,
que mata frente a frente;
que oprime las palabras.

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